Desde hace poco tiempo, una nueva alternativa terapéutica mínimamente invasiva se debe tener en cuenta para su aplicación en determinadas lesiones iniciales de caries.
La base de la infiltración de caries es la penetración de una resina de baja viscosidad en el cuerpo de la lesión cariosa
Incluso después de grabar con ácido fosfórico la superficie dental por dos minutos, los adhesivos tienen dificultad para penetrar en las lesiones cariosas naturales. Por ello, se debe utilizar ácido clorhídrico al 15%, durante dos minutos, para esta técnica. Los materiales denominados infiltrantes penetran en estas condiciones hasta 100 micras en lesiones cariosas naturales.
Después de la polimerización, el infiltrante sella los poros de la lesión, y por tanto, ofrece una barrera de difusión que interrumpe el paso de ácidos e hidratos de carbono fermentables.
En un estudio clínico realizado en Alemania, en 2012, aplicando la infiltración sobre caries proximales, en las cuales la extensión llegaba como mínimo a la mitad del esmalte y máximo primer tercio de la dentina, se encontró que el 37% de las lesiones control y el 7% de las lesiones tratadas habían progresado después de 18 meses de observación. Después de tres años el 46 % de las lesiones cariosas y el 4% de las lesiones tratadas había progresado.
La infiltración también puede realizarse en caras libres del diente, pero esta vez más por razones estéticas, por ejemplo, para eliminar las manchas blancas de origen carioso que a menudo aparecen alrededor de los brackets de ortodoncia y que son visibles tras su retirada.
El procedimiento es similar, pero en este caso, el objetivo de mejora estético se produce a partir del índice de refracción de la lesión, asemejándolo al del resto del diente sano.
Por tanto, a partir de las ventajas señaladas anteriormente, los dentistas, debemos tener en cuenta este abordaje terapéutico – preventivo en nuestro arsenal, para el mejor tratamiento de nuestros pacientes.
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